martes, 27 de octubre de 2009

Ágora


Ya está, lo consiguió Alejandrito. Quién iba a pensar, aunque fuera de prever que allá por el año 2008 en lo que era una aproximación bien planteada por el marketing de producción, se nos presentara una noticia de la próxima película de Amenábar. ¡Una superproducción! ¡Ágora! ¿Ágora? ¿Histórica? ¿Esto de qué va? ¡Qué curioso!, mucha gente, mucho decorado, ¡ya veremos!

Pues ya está vista, han pasado muchos meses, supongo de incesante producción y acá tenemos la obra, acabada, estrenada.

Hay veces que uno se plantea el porqué de alguien que tiene una idea y su megalomanía le lleva a querer plasmarla. El tío Alejandro realiza un viaje a Ibiza en barco, de noche, el cielo estrellado en medio del mar donde más relucen los astros, uno se empieza a sentirse pequeño, diminuto ante la enormidad y la posibilidad de vida extraterrestre. A partir de ahí, quiere conocer la astronomía, de allí, a sus estudiosos (pasando por Carl Sagan) y entre ellos a Hipatia. Entonces por qué no hacer una película y encima con un pastón para poder hacer lo que quiera y me de la gana, para eso soy Alejandro Amenabar ¿eh? ¡Ni más, ni menos!. Pero resulta que consigue una original y entretenida película peplum, al salirse de la normalidad en cuanto a rupturas de lo que se ha entendido siempre como correcto.

Una deuda histórica.

La historia la escriben los ganadores y con esa nos han machacado, quemado, castigado, dirigido durante tantos siglos y siglos que la hemos tenido como única opción, no había otra, el castigo era eterno. En una época convulsa, la lucha entre el pensamiento y la razón choca contra la ignorancia y las contra-creencias, contra otras creencias. Siempre ha habido clases privilegiadas, bien comidas, con criados y esclavos, tal vez tenían tiempo para otras cosas que no fueran, buscar el alimento. Siempre ha habido ofendidos, humillados, hambrientos, casi los más, los que se agarran a un clavo ardiendo. También siempre ha habido los que buscaban un orden al caos de la convivencia humana, además de vivir de ello, no les valían otros órdenes, y creyendo encontrarlo en una fé, una doctrina, lo imponían como solución a los conflictos de la moral. A lo mejor gracias a esa imposición consiguieron durante años la convivencia pacifica, eso si, a base de miedos y temores que paralizaban la existencia, dobles raseros, falsas verdades y vidas enteras desperdiciadas por su causa.

Hay imágenes que nos transportan en el tiempo y el espacio a la insignificancia humana y sus cuitas, pero los intereses siempre priman en los hombres lo que convierte la altura de miras en algo imposible, la abstracción de su realidad en inalcanzable y los conflictos en inevitables. Nuestra actual comprensión y la concreción de los hechos nos llevaran seguramente a tomar partido por alguien lo que por otro lado nos llevará a despreciar a otros, la eterna cuestión, buenos y malos, pero aquí en Ágora, el tema tiene trascendencia extracinematográfica y esto bien pudiera parecer rencoroso, algo así como, saldar cuentas pendientes. Todos tenemos cuentas pendientes que saldar con la historia, porque es ella la que nos ha dirigido, la historia ha sido construida por lo hombres y son los hombres de hoy como AA (Alejandro Amenábar) el que nos viene a dar la vuelta que se necesitaba, para contarnos otras verdades que nunca tuvieron voz, porque sí la tenían, otros se encargaban de callarla.

Sr. Rice de Uno de los Dos

2 comentarios:

  1. Por lo que deduzco de tu comentario de Agora,se le podría llamar cine de autor,también estoy contigo A. Amenabar es un genio si a eso le añades pasta puede hacer una locura,y en lo de saldar cuentas pendientes me imagino que te refieres a lo mal que ha sentado dentro del seno católico,yo no he visto la peli.Pero gracias a tu critica no veo el día.

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  2. javi dice....
    Yo, sí he visto la película y francamente me ha encantado y felicito a A.A.
    Es cierto, que al salir del cine me di cuenta de que esta cinta iba a levantar muchas ampollas.
    Pero Alejandro, no dejaremos que estos te lapiden.

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Dilo

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