En estos tiempos de penurias y de inventos vengo notando el
efecto conseguido por la tendencia, digamos que neoliberal, sobre la población.
Uno de ellos y nada baladí, es la diferencia, la brecha que
se está formando entre los partidarios de
la progresía y los creyentes (ya hay que llamarlos así) reaccionarios, de las
tradiciones. Es como si para unos el tiempo se detuviera, incluso se atrasara,
y para otros el avance en la sociedad siguiera su curso natural, el que aporta
el conocimiento, la experiencia, la lógica, incluso el sentido común. Esto
supone en teoría una evolución natural que dista mucho de los que pretenden
mantener o imponer un contra natura en estas relaciones. En general vienen
dirigidos por grupos de poder, lobbies y en los que como siempre y en todo hay
quien sale beneficiado, que de todo hay
en la viña del señor.
Lógicamente para entender o querer entender esto hay que
partir de él buen entendedor, que es aquel capaz de poder empatizar en base a
alejamiento de esas posturas cerriles, cerradas o poco dispuestas a perder su
beneficio, por encontrarse éste cercano del egoísmo. Posturas que por ejemplo, no sean como la de el tal Mayor
Oreja que dijo no condenar la dictadura de Franco porque había quien en ella se
encontraba cómodo. ¡Tócate los cojones! ¡Y se queda tan pancho! Está claro que
con gente como ésta, a pocos lugares de entendimiento común se puede llegar. Y
de estos hay muchos, que es precisamente lo malo.
Hay otro grupo de neo creyentes llamados liberales a la europea, que son aquellos,
si, que de acuerdo al progreso, intentan convencer a la vez que se reafirman,
de las bondades del liberalismo sobre todo económico aún a pesar de donde nos
ha llevado en este último quinquenio tal liberalización; viniendo ahora a ser
los salvadores, vamos eso del pirómano metido a bombero.
Pero definitivamente donde quería poner el foco es a
aquellos que parece ser se han convertido en los salvadores de todo. Llámense
empresarios, (aunque aquí cualquiera se llama empresario) vamos, los creadores
de empleo. Esa masa amorfa que tiene la clave, pero eso sí, hay que hacerlo a
su manera, lo mismo cambiando legislaciones, o lo que haga falta, todo merecerá
la pena para conseguirlo y ¡vaya si lo harán! Es terrible comprobar como convencen al más pintado poniéndonos un
caramelo, hasta el punto de perder la integridad.
Es el paro un generador de miedos, cuanto más paro más miedo,
más individualismo, luego más parálisis, incluso creo que hay a quien le
interesa producirlo, llegado este punto se produce el estado de shock y con él
vienen los que nos venden las soluciones, pero estas son las que las dirigen a
sus intereses, las de los engaños. Es odioso comprobarlo a diario.
Rafael Cuevas.