martes, 27 de septiembre de 2011

Morito malo, morito bueno.

Morito malo, morito bueno.
Da igual como se llegue al conflicto, cualquier escusa simple podría valer, incluso tener o no tener razón. También, y me sorprendo por ello, que esta gente sean siempre los que se involucran en las movidas raras, en las que aparecen los mismos, una y otra vez, como perseguidos por su propia fatalidad, atraídos por la negritud, el lado oscuro…
Abandonaron los estudios hace tiempo, y el tiempo en que los mantuvieron, no fue sino boicoteando las clases y provocando más conflictos que las atropellaban. Un placer oculto para los profesores el perderlos de vista, y al colegio su desaparición de la que todos salieron ganando. ¿Todos…?
Todos no, pues ahora con un déficit educativo y con esa edad de su propia búsqueda personal en el atolladero de su realidad social, se dedican a deambular sin preparación en el submundo de la marginalidad, buscando su satisfacción con drogas y demás vicios. Difícil combinación, por un lado el de la sociedad quien dicta quien es el marginado, y por otro la del individuo al que le ha tocado serlo como imagen de si mismo, luego, no es difícil que salten las chispas ante cualquier sucedido, con o sin importancia, en cualquier momento del mismo espacio de convivencia.
Han crecido donde han tenido oportunidades, admitidos, integrados, casi mimados. Puede que su problema esté ya enquistado incluso en sus propias familias, de las cuales ellos mismos son ya un tentáculo de el terrible molusco, del que es imposible desprenderse.
En la película West Side Story se presenta como representación de los conflictos marginales a quienes se ven arrastrados aún a su pesar hacia choques y enfrentamientos varios. Robert de Niro dirigió Una Historia del Bronx, con una temática similar al respecto, a quien crece en ambiente hostil y se involucra en terribles tragedias sin quererlo. Estos ejemplos y otros muchos, que tan bien se prestan a la cinematografía, vienen a descubrirnos a ese mito de la persona noble, envuelta en circunstancias nefastas que le acaban succionando como va un desagüe a la cloaca y, que en la realidad, dado el caso, difícil solución tendría si nos lo queremos llevar a terrenos de satisfacción última. Porque vamos a ver…, construyamos ese guión esbozado.
Nuestra historia se desenvuelve entre personas de distintos arraigos culturales, como recién llegados, con otra lengua, que huyen de un lugar que les asfixia y se atreven con el reto. Algunos buscan simplemente una vida mejor, más digna, otros creen llegar al dorado en el que piensan que pueden establecer la existencia a su medida, sin apenas contar con los demás. El lugar de todos es al otro lado de la raya, desde ahí tienen que defenderse como han aprendido, como les dejan y como desearían. Algunos…, pocos…, son capaces de pasarse al otro lado, y esto sin renunciar a si mismos, a su propia historia. Uno en concreto, sufre de terribles desgracias, como la muerte de su madre y hermana pequeña, lo que puede dificultar aún más su conducta orientada al aprendizaje y la integración, o al contrario, le convierte en visionario de una realidad temprana. De muy joven sabe de selva y sus leyes, pero empieza a comprender como defenderse de ellas, con educación. La que le permite en igualdad de condiciones acceder a unos estudios que el intuye valiosos e importantes y, a los que a base de tanto y tanto sacrificio, se empeña en conseguir. Ahí tenemos entonces a nuestro héroe universitario convertido en hombre sensato, su lucha entre tanta mala hierba que le impedía el paso empieza a aclararse.
En estas, la cámara nos lleva a las pequeñas fiestas de un barrio de Madrid. Una orquesta pachanguera divierte a la gente entregada en el repaso de éxitos manidos en un coctel demencial para todos los públicos.
Ahí están los que caminan entre la delincuencia y su condición de ciudadanos libres para la diversión, esa que les nubla la vista y la perdida de equilibrio con excesos alcohólicos o distintas sustancias, que hoy les puede llevar a cualquier sitio, y mañana amanecer como si tal cosa. Es cuando salta la chispa que provoca el incendio, la bronca, la pelea; no importa el porqué, cuando se mete la pata en el lodazal, este te embadurna sin remedio. Entonces se produce el milagro, el que salva la situación de peores resultados. Es quien agarra y abraza a su paisano para convencerle con gritos y corazones juntos; el que le aparta la botella a quien no dudaría de usarla como arma pesada; es quien arrastra a la paz el conflicto seguro; es nuestro chico que disfruta de una diversión serena a la que vuelve tras su mediación. Nuestro morito bueno.
RfCs

viernes, 23 de septiembre de 2011

Cuentos de ayer



Hay cosa que se te queda en el subconsciente que sin saber como te asaltan la memoria cuando menos lo esperas.
Imagina un paisaje, ejem. (Asturiano) entrada a Ribadesella, verde de un verde que no se puede explicar, montañas, agua, vida. Como si una maquina del tiempo te transportara a la edad de piedra.
Un coche, buena compañía (el perrete, el tiznao, el cuca y el moreno) y un radiocasete y en el radiocasete con un sonido de lo mas cutre, pero a todo volumen sonando… Ñu, “cuentos de ayer y de hoy”.
Es curioso como hay veces que el paisaje, pasa como una película incluida banda sonora, en este caso de lo más adecuada.

Para Rafa Barrera, compañero de curro que hoy me ha recordado que tengo un subconsciente.
Ñu, Paraísos de flautas

lunes, 19 de septiembre de 2011

Edward R. Murrow y el poder reaccionario

Este es un documental realizado por Rafael Cuevas tomando imágenes y sonido de acá y allá resultando un homenaje a quienes luchan contra el poder reaccionario y como bien digo en el vídeo para recordar algunas de sus formas de actuar.
Lo que en un principio iba a ser un simple extracto de unas frases de el programa videodrome de r3 se convirtió en algo un poco más elaborado de seis minutos, que espero no resulten pesados y os guste.
Rafael Cuevas

viernes, 16 de septiembre de 2011

El bucle

Trabajo
economía
Educación
economía
Sanidad
economía
Impotencia
economía
Sociedad
economía
Rabia
economía
Usura
economía
Cultura
economía
Vivienda
Economía
…………
………….
Le estoy dando vueltas a la cabeza y solo encuentro, Economía….así no hay quien piense.

Grecia

Ruina

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Fiestas del Barrio del Lucero

Aprovecho para insertar el vídeo promocional de las fiestas, que se han currado (como siempre) la asociación de vecinos. ¡es un punto!
RfCs

martes, 13 de septiembre de 2011

Imagino una guerra y otro.

I

Imagino una Guerra
Veo en cualquier medio de información sucederes bélicos de toda índole. Que si ataques aquí, resistencia allá, rebeldes, leales, combates, daños, ofensivas, heridos, muertos, etc.…, y parece ser que todo esto viene a ser mero o puro y descarnado tratamiento informativo de los hechos con el que después de tanto y tanto uso acaban por ser palabras huecas, descontextuadas, desgastadas por tanto usarse, entonces no llegamos a alcanzar la verdadera dimensión de la catástrofe, se nos resbala sobre la pátina, el brillo que cubre la verdad.
Y no es que no sea verdad, que verdad es, las dolorosas imágenes, las crónicas representativas de lo que sucede condensado en un medio de expresión, pero la verdad, el sufrimiento, el horror, lo terrible nunca alcanzaremos a sentirlo y bien está entonces intentar un aproximarse a todo ello, aunque sea imaginándolo.
Se oye o ve una noticia, en este caso de Libia, los rebeldes, que a día de hoy ya no se sabe quienes son, declararon una tregua que provocase una rendición de fuerzas contrarias. Paso el tiempo y se reanudan los combates. ¿Por qué? Desde aquí sabemos que el tiempo se acaba, la victoria está servida, los antiguos leales al régimen, ahora minoría va a morir en la absurda defensa de nada, pues todo lo tienen perdido, ¿acaso no conocen su propia situación? O es que jamás serían aceptados bajo una real bandera de libertad y justicia que sea arbitraria y exija responsabilidades a quien las merezca. ¿Es la humanidad un vertedero de héroes? La película El Hundimiento, en la que se narra los últimos días de Hitler en su bunker subterráneo defensivo, su cementerio, junto a sus leales e infames seguidores, nos retrata a alguien que es capaz en su delirio de sacrificarse a si mismo, incluso a sus vástagos indefensos que serían incapaces de valorar su propia situación y que perecerán sin culpa. A pesar de la demencia, o mejor dicho, a causa de esta locura es lo que los lleva a sentirse héroes, o que imaginan no serán capaces de soportar el peso de su culpa o la penitencia debida.
Entonces hoy allá andarán, igualmente, infames y malvados defensores de su antiguo mandatario libio, ahora refugiado entre montañas de billetes, con los cargadores todavía llenos y miles de ellos para rellenar, creyendo proteger algo. Miedosos de su destino, atroces con su actos, capaces de provocar todavía, y hasta la última bala, más destrozos, más muertes, más dolor.
Imagino pues el miedo instalado en sus almas que les traspasa su sentir hasta el rictus de sus caras; al dedo tembloroso apretando el mortal gatillo que dispara las ráfagas de horror; la cruel oración suplicada con la creencia de provocar la liberación y la justificación que producen sus actos; el borboteo caliente de la herida sangrante por el que se diluye la vida de inocentes; el horror de la contemplación del horror, indefenso, impotente; un último abrazo al fallecido que impregna la camisa de esencia vital de quien se le difuminó la existencia acompañado de lágrimas secas; el temblor, el insomnio, el hambre, el sufrimiento de no poder sufrir más, de la propia autodefensa que es capaz de delatar al hermano, de fusilar al inocente, de la mentira…
Eso es la guerra, cualquier guerra.
RfC

II


Escucho una canción un tanto antigua, p’alla de los 80’S, es muy poética, de esas que buscan profundidades sentimentales. Debe de ser por relacionarla con una época personal pretérita lo que me lleva a pensar, o no sé por qué, que en la actualidad de este 2011, la sociedad sufre una crisis de vacuidad emocional. ¿Será esto cierto?
Contemplo a mí alrededor y me parece apreciarlo, aunque también puede ser otras cosas. ¿Tendré yo realmente la misma capacidad emotiva de antaño?, o es que, uno con los años se va perdiendo... Veo a mis hijos y pienso si ellos practicaran igualmente, como nosotros aprendimos a hacerlo, esa deriva emocional, ese camino que nos llevó al amor, si acaso ellos buscarán esos momentos de interioridad, puede que tan hippy, puede que tan cursi, en los que soñar la vida desde nuestros, sus corazones y, quiero creer que sí, que a pesar de que una generación nos separe y sea eso lo que nos limite e incomunique, sus vidas emocionales son intensas como siempre han sido así, todas las vidas, en toda la historia.
Uno, en lo que alcanza a ver, siendo esto algo tan distorsionado como la propia posibilidad de llegar a verlo, parece encontrarse con una desoladora presencia de ínfima emotividad de la que creo hablar, pero efectivamente se trata de una distorsión de la realidad, la de quien la mira desde su prisma como esperando una receptividad que no percibo, no sé si será que ni siquiera ofrezco, también quiero creer que no.
Cuáles serán sus canciones, las que les ericen el vello, las que les recorra el escalofrío, cuáles sus poemas, los que les sorprendan descubran y proyecten sus vidas, las eleven a estados de grandeza; cómo será ese arte que les afecte…
En esta evolución personal por la que parece todo el mundo debe de pasar como ese transito que nos lleva nuestro propio moldeamiento, por dónde saldrá…, a dónde ira a parar, cómo influirá…, incierto futuro, confuso presente.
RfCs








sábado, 10 de septiembre de 2011

Mis contradicciones



Muchas veces antes de ir a ver una película procuro leer críticas, a no ser que el boca a boca llegue antes a mis orejas.

Estos días Pedro Almodóvar esta promocionando su última creación “La piel que hábito” y a decir verdad no me acaba de llegar el mensaje, y eso que soy un incondicional del manchego. Todas las razones que esgrime prácticamente están encaminadas a exaltar la figura de sus protagonistas…y poco más…y para mi Banderas y su carrera (a la de Hollywood me refiero) ¡pues que quieres! que no me dice nada.

Pero acabo de leer al también admirado Carlos Boyero en su crónica del País, donde no deja muy bien parado al director y su película, y como que me que me apetece verla sin tener que esperar a que me la regalen en cualquier diario…es lo que tiene Boyero que cuando habla de una peli nunca te deja indiferente bien sea por una mala o buena critica

A esto le llamo yo una contradicción que por otro lado no es nada raro en mí.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Modesto homenaje


La angustia de un padre ante el nacimiento de un hijo. A quien no le ha pasado alguna vez
“La nacencia” poema de Luís Chamizo poeta que escribe en Castuo, dialecto olvidado de Extremadura…aquí dejo un botón de muestra.


Luis Pastor

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