Todo es mentira. Las marchas de la dignidad veo que se
resumen, o al menos se destaca los incidentes que pudieran haber pasado ,aunque
en realidad eso sea lo de menos, digo más, eso no es la noticia, pero es que intuyo
que hay intereses para que, efectivamente, sí lo sea.
Los miles de personas que fueron, los que hicieron las
marchas con el consiguiente foco de atención creciente, las quejas o reivindicaciones
reales, la solidaridad, la emoción compartida, la ilusión de que algo cambie,
la empatía, la solidaridad, la lucha, la fuerza, la unión, todo y tanto, no
importa, de nada sirve, pasamos página, más de cien heridos muchos policías, enfrentamientos que
eclipsan el auténtico sentido de la jornada…
Para qué sirven concentraciones como estas sino para
llamar la atención, para convocar a la población, para que se enfoque la otra
realidad, la que se presenta, la que multitud de personas reunidas se encargan
de revelarnos. No todo el mundo acude ni puede acudir, ni muchísimo menos, pero
si allí se juntan tantos es como esa luz que destaca en la inmensidad de una
nocturna oscuridad, tal vez sean el reflejo de un comportamiento a imitar, a
seguir, ahí es cuando el ejemplo tiene capacidad de influir, pero…
Así como los sindicatos no interesaban para así poder esquilmar
los derechos de los trabajadores en aras de un neoliberalismo planteado como
única solución, igualmente no interesan manifestaciones multitudinarias que
sean un ejemplo de dignidad, en aras del mantenimiento de status quo político que
mantenga la línea ya marcada de ese liberalismo. O dicho de otra manera: los
sindicatos molestaban porque exigían derechos, las manifestaciones molestan porque
los reclaman y, ¿cómo actúa el poder en estos casos? Contra los sindicatos, aún a pesar del propio
daño que se puedan haber hecho a sí mismos, pues aumentando desmesuradamente su
desprestigio, desde los medios, desde el poder, tanto que quienes más lo
necesitamos, esto es, la clase trabajadora se ve ahora muchas veces impotente
sin su apoyo ante cualquier conflicto,
como con la infame reforma laboral que nunca se debió permitir y que
podría haberse parado si los sindicatos
hubieran dispuesto de musculo social.
Pero contra las manifestaciones, ¿cómo se contrarresta su
poder de influencia? Yo que especialmente soy poco dado a teorías de
conspiraciones, pienso que en estos casos sí que las hay. Así como los servicios
de inteligencia de la policía no se enteran o no les preocupa que, por ejemplo
los Tejero`s boys se reúnan para celebrar su intento de golpe de estado, alguien
extraño y ajeno a la manifestación sí que se conspira para boicotear los actos
de protesta multitudinaria. Con la excusa de controlar se infiltran, rompen los
actos, provocan, para que se desvíe la atención de lo importante y tacharlos de violentos, la consigna es: ¡hay
que acabar las reuniones con conflictos!, ¡sí o sí!, los heridos son daños
colaterales, mártires de la causa…
Luego vendrá reformas de leyes de seguridad ciudadana,
con la excusa de proteger a la ciudadanía lo que se consigue es tenerla más
controlada, menos conflictiva, más temerosa, y por todo ello menos protestas. Nadie va a quitar la dignidad a los que a la concentración fueron a reclamarla..
Rafael C.