Sobre el
porno y otras lides
Pareciese
como que para ser o sentirse liberal, moderno o tolerante, progresista o
libertario todo aquel que se preciase debiera de hablar al respecto, en este
caso al tratarse de un programa de radio, en el cual a pesar de como he dicho
antes, todos he oído, lo he hecho sin embargo a través de los podcats y no he logrado saber si se pudiese
sintonizar en una radio convencional, pues bien,para tratar el tema había que
llevar a alguien que bien lo supiese, pero no cualquier guarrilla, guarrón, o
putón verbenero, sino alguien más chic, como por ejemplo una licenciada de
bellas artes, con aspiraciones literarias y poéticas y emprendedora, tanto como
para crear una productora de películas porno con tan solo 23 años se eligió entonces,
a la sin par Amarna Miller (Amarna por no sé qué del arte o dinastía egipcia y
Miller por Arthur, Arthur Miller) nombre artístico con el que se bautizó a sí
misma la susodicha. La tal productora, según nos cuenta ella misma fue creada
con pretensiones artísticas por apreciar en la normalidad del mundo de la
pornografía la existencia de un vacío más allá de la steadycam (estabilizador) y las posturas clásicas,
sobre todo las que ocultan la cara del actor masculino, que no su instrumento
que suele mostrarse morcillona o en todo su esplendor, en fin, más allá de todo
esto, que en realidad no es más que hacer porno igual.
Tras la
escucha paciente de su verborrea locuaz, acelerada, de quien parece que tiene
tanto por decir, acudo a un canal cualquiera de porno gratis por internet, de
esos que había denostado como solo lo hacen aquellos a los que este tipo de
cosas se le presentan como un problema para sus negocios privados, y lo hago en
busca de esa supuesta diferencia mediada su ejecución o su propia persona y
comprobar cuáles serían sus aportaciones a la causa de la pornografía con
calidad, bien…
Durante la
conversación o entrevista radiofónica, Amarna mostraba como una ingenuidad del
tipo sorpresa por los artilugios
técnicos propios de un estudio de radio o la dedicación con la que se la
entrevistaba, Ella por su parte se dedicaba a dar algo así como lecciones de
tolerancia desde un conocimiento profundo del universo del porno siendo esto
último lo que básicamente me indujo a pensar al respecto el asunto del porno ya
que esas diferencias del delicado tema me parecieron interesantes.
Tengo que
reconocer que el porno me excita, aunque lo odie porque en sí lo veo sucio y
perverso, insano, lo que es una contradicción que no justifico más que por
tratarse de algo relativo a la intimidad y ya sabemos que con la intimidad
hacemos lo que queremos, poco más o menos que con el sexo convencional
quedándose en la privacidad de cada cual. Todo aquello que sea sacarlo de esos
cauces y convertir el asunto en algo público, comercial y exhibicionista, no
hace más que reafirmar mis convicciones
de su nefasto existir.
Creo que porno solo se puede entender desde
dos posiciones claras, que no son ni el misionero, ni el perrito, como son la
de aquellos que lo producen y la de quienes lo consumen, moviéndose además en
un ámbito extremadamente peculiar.
Se suele
acusar al consumista pornográfico de hipócrita al respecto la moralidad social
con la que suele tratarse y su moralidad íntima con la que parece chocar, algo
así como los puteros bienpensantes; en ese sentido, los productores generadores
de porno alardean de encontrarse liberados de ese tabú y parecen quedar por
encima del más liberal de los tolerantes de cualquier actividad humana que
generase algo de polémica, actuando con normalidad sobre lo anormal como es la
esencia del porno, subversiva.
En realidad
además y a pesar de que se diga lo contrario en la pornografía se degrada
directamente a la mujer, considerándola un simple objeto, penetrable pon
cualquier resquicio de piel, alcanzando a
través del sexo la humillación y
el desprecio. Sí, ya sabemos que se trata de algo pactado y tolerado,
incluso pagado, ¡Faltaría más! pero que eso sea así no quiere decir que lo que en
realidad se muestre, es lo dicho.
Entiendo que
aquellos que han sido capaces de traspasar la línea, por gruesa que esta sea
que separa ambos mundos, esta se hará unas veces por inconsciencia, otras por
vicio, otras, las más, por dinero que
compra voluntades convirtiendo en
perversión lo que nos quieren vender como algo normal que merece la pena,
siendo tan solo una simple utilidad de un momento.
Farsa,
fingimiento y vileza, en contraposición de lo que debería ser un acto sexual
sano, deseo, emoción y verdad.
Efectivamente
al entrar en ese canal porno e introducir su nombre en el buscador aparecen
varios videos de nuestra amiga, pinchando sobre uno que parecía moverse en la
heterosexualidad (para qué ir más allá), se puede comprobar, como se la come,
como se la meten y como se lo traga, en fin, nada nuevo.
Antonio
Elcántaro, alter ego moralista de RfCs
Pd. Se
confiesa masoquista y feminista bisexual,
¡toma ya!