jueves, 6 de mayo de 2010

Atleti 3 - Valladolid 1


Hecho, es simple.
De los muchos géneros musicales de los que sabemos diferenciar, la similitud futbolera respecto a sus medianas directrices oscila o depende de momentos o detalles en los que se podría entrar al compás de su ritmo, el que nos toque la orquesta.
El auditorio siempre dispuesto, aunque más que “audi” sería “visio” (por lo de la visión) pero si a buen entendedor cualquier aproximación al simil lo tendría que asociar con la figuración, esta nos llega por parecido con la realidad en muchos casos musicales.
Esta orquesta dirigida sin batuta (literal) desde la banda, se traslada el criterio a la improvisación jazz, que es el más parecido en conjunto con el hacer balompédico, eso sí, hay bandas y bandas y no me refiero a las líneas laterales, sino a los autores de la melodía que arrebata corazones ¡y de qué manera!
Dicho esto, cuando uno se planta pasmado de frío en este principio de mayo, en una competición que ha perdido el interés clasificatorio y como recurso a la emoción logra ponerse unos auriculares escuchando música mientras contempla los avatares de los players, es cuando empieza a imaginarse partituras, notas, dos, res, mises y soles, solos e improvisaciones, virtuosismos y desafinados, pachangas e exquisiteces (pocas), canciones que entran, encajan y definen, todo con su correspondencia metafórica. Y es cuando, sin sustos y sin poner mucho de nuestra parte, se solventa un partido pasado por frío, de los que podríamos decir de orquesta de pueblo, eso sí, de pueblo principal, de villa y corte, vamos.
Rf Rc.

1 comentario:

  1. Lo que hay que hacer para poder verse¡¡¡¡ me apuesto una hamburguesa a que perdéis las dos finales.

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Dilo

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