miércoles, 16 de septiembre de 2009

Despropósito Atlético


La liga de campeones es otra historia, en la que parece pisar sobre alfombra, la dura y cotidiana piedra de nuestro Dios menor y, nos convertimos por unos momentos en grandes de verdad, gracias a una vigilancia que nos aleja de nuestra local condición para proyectarnos entre las estrellas, y ya que estamos allí, hay que creérselo.
Si esto, se supiese de antemano, que le dieran la Champions al Barcelona o al Manchester, pero el fútbol es fútbol y resulta que se presenta al calderón un equipo Chipriota que se ha tomado en serio su participación en la competición, tomando un dibujo de juego en bloque, donde se podía apreciar movimientos conjuntados en que todos se esforzaban con énfasis en el trabajo defensivo de rigor, resultando a la postre un partido trabado y difícil para un atlético sin recursos donde afrontar con solvencia su superioridad como equipo histórico, al menos más que este Apoel. Por eso mismo, el Atlético de Madrid se va desvelando en su limitación practicando un juego improvisado, sin lecturas predefinidas de jugadas cómplices con otros compañeros, donde no se apoya el desmarque, no se busca la acción fácil, al contrario, primero se evita lo fácil para quererlo buscar cuando la cosa se ha complicado y claro, ya es imposible. Nosotros no dábamos crédito ante tal cúmulo de despropósitos convirtiendo al jugador de categoría, en caricatura de sí mismo y del que poco se podía conseguir, porque soñar es otra historia.
Son pocas, muy pocas las ocasiones en las que poder demostrar uno que se encuentra entre los mejores equipos de Europa; muy pocos los privilegiados que lo consiguen y cuando uno se encuentra ahí hace falta tener altura de miras para humildemente defenderse con dignidad para alcanzar algún estado de grandeza. Aquí hace falta valor y entrega pero también confianza y apoyo. El apoyo lo tienen de una sufrida afición, el valor se le supone, la entrega y el esfuerzo aportaría la confianza para lograr un sueño, el sueño de los atléticos. Cada uno el suyo.

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Dilo

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