sábado, 14 de mayo de 2011

Alegato Ciclista

Alegato ciclista

Siempre, desde que el mundo es mundo (para mi) he vivido condenado al grillete que me obligaba a arrastrarlo allá donde fuera. Nuestra generación lo marcaba así como algo innato a la existencia de toda aquella época, sin él no eras nadie. Bien es cierto que entonces, había quien no se dejaba dominar y vivía, no sé cómo, pero ¡Vivía!
Entre otras de sus muchos condicionantes era que esa condena, ese castigo buscado por uno mismo, no te permitía el desarrollo de una cierta actividad física puesto que restaba gran cantidad de potencial. Recuerdo un día, en un concierto de rock, en un amplísimo graderío que tenía ubicado los wateres en lo alto del mismo. Nosotros, grandes festivaleros solíamos situarnos en la platea cerca del escenario, por eso cuando después de algunas birritas había que descargar la “agüita amarilla” necesitabas armarte de valor y energía para llegar al tan lejano desagüe. Aún así la opresión te obligaba, y tras tortuoso recorrido alcanzabas la cima arrastrando la lengua. Allí tuve una revelación, el maldito TABACO me estaba pasando factura. Pasaron muchos años y alguna seria intentona, no exenta de insufribles sacrificios adictivos, para alcanzar, hoy: la desintoxicación, que no es sino la libertad.
Atrás quedaron síndromes de abstinencia cada media hora y un desmesurado gasto económico para volver de nuevo a renacer a la vida del respirar, del sabor, de la potencia, del vigor, de la solvencia. Y poder decir lo que por otro lado todo el mundo sabe: El tabaco es una Puta mierda.
Con esa libertad que te permite, sin el sufrible castigo perpetuo, actuar de acuerdo a una disposición física que se puede entrenar, luego mejorar, y te capacita a ejercitarla, he recuperado la bicicleta en su gran expresión. La que me acorta distancias y cualquier recorrido por la ciudad de Madrid que contiene grandes desniveles (de 710 metros por Sanchinarro, a 570 en la rivera del Río Manzanares), se puede hacer sin demasiados problemas. Luego, no era tanto las cuestas, sino la mínima capacidad física para poder subirlas bajo la afección continua del humo en los pulmones. Hay veces que llego a pensar si esto no ha ocurrido demasiado tarde y tal vez todo lo que me he perdido, pero bueno también uno ha vivido a su manera y no vamos a lamentar lo que podía haber sido y no fue; o lo que es peor, si el daño ya esta hecho para siempre, que así será, pero de momento me voy defendiendo, en las cuestas arriba y en las medias distancias.
Cada día y a cualquier hora arranco a pedales hacia los quehaceres cotidianos, voy al banco, a la compra, para lo que he acoplado un trasportín y una cesta que llevo a cualquier supermercado por lejano que pueda parecer, a pasear al perro. Además me invento recorridos urbanos que me llevan un tanto más allá de lo normal o próximo, una biblioteca nueva inaugurada en el centro, un atardecer en el templo egipcio de Debod; un delicioso paseo con R. en el que ir hablando de nuestras cosas, imposible de otro modo…
Repaso mentalmente las distancias y los recorridos en la cama y me sorprendo cuando descubro alguno que intuyo especial. Huyo de las calles con coches humeantes y peligrosos, disfruto cuando circulo entre parques y caminos. Hay veces que por presentarse vistas, perspectivas o lugares poco acostumbrados desde esta nueva postura, sobre el sillín, creo encontrarme en otras ciudades desconocidas. Me resulta muy curioso haber alcanzado otra dimensión del tiempo que se ha agrandado para el deporte y el ocio, incluyendo obligaciones.
Un mundo maravilloso que está ahí para todos, alcanzable y al que los malos hábitos, lo presupuesto y prejuzgado imposible, las inercias y las modas nefastas, las alienaciones y dejadez invasiva, nos lo ocultaron haciéndonos creer que no era posible y no es así, hoy me he dado cuenta.
Rafael Cuevas.

A continuación un delicioso paseo por Cenicientos en Bici. Un vídeo que hice hace un tiempo y que estaba en el armario esperando salir y mostrarse. Espero que os guste, al menos la canción, seguro!



1 comentario:

  1. Estoy leyendo la gran entradas que acabas de hacer, haciéndome un pitillo y me viene a la memoria además de tú recomendación, aquella canción de Serrat…un día de estos tengo replantearme (pues me lo he planteado tantas veces) dejar de fumar, con esta tos que me entra al levantarme.
    Esta será mi primera etapa, dejar de fumar que difícil y lejana la veo, este grillete que me sigue allá por donde quiera que voy. Y lo que viene después ya seria coser y cantar (como titula el último post el amigo Carrascus)

    Ahí que ver el video y parece mentira que a 90 km. de la capital del reino existan esto parajes maravillosos.
    Post para hacer pensar (gracias)

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Dilo

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