Cogí el periódico tranquilamente, me senté y estiré los pies sobre la mesa con ese gesto de relax sereno. Es extraño pero hay veces que no empiezo a hojear el periódico desde la página uno, no me apetece meterme en la vorágine de la actualidad. Inconscientemente lo repasaba desde la última para atrás; en esas estaba cuando me detuvo una noticia sorprendente, que me dejó helado el corazón, se trataba del obituario de María Elena Walsh.
Fue una punzada en respuesta a algo se podría decir que cercano. Fugazmente aparecieron por mi mente flases de una relación, la del tiempo que compartimos con su música, la de quien nos la descubrió, la de amigos, de otros tiempos, de préstamos de discos, fotocopias de sus letras y dibujos infantiles, la de una paternidad, de una infancia, de una inocencia, de una ternura. María Elena nos dio juego en muchas ocasiones para interesarnos en otra dimensión de lo que es la música infantil alejada de ñoñerias al uso para presentárnosla con ingeniosa e inteligente imaginación, en las que además desarrollaba melodías agradables.
Hay quien dijo que la música de M. E. Walsh es aquella que los padres adoran y los hijos ignoran, pero se equivocaba, pues es en esa edad en la que se puede conquistar a los niños casi de cualquier manera, en la que si la conquista se presenta de corazón, de verdad, y teniendo al chico como alguien sensible para desarrollar su capacidad de sentir, de tu a tu, en éste florecerá la hermosura y la belleza, o al menos habrá andado cerca de ella, y supongo yo, que eso siempre le da a una persona un plus de beneficio.
Sin duda se trataba de alguien que vino a este mundo a crear belleza, a ello se dedicó y algunos se lo agradecemos como sus benefactores.
Una lástima que no llegue el Doctorrrrr manejando el cuatrimotorrrrrr, con la vacuna, luna luna lu… y nos salve de su pérdida…
Hasta siempre María Elena, tú, a través de tu obra, estás con nosotros.
Rafael C.
Una lástima, pero como dices va con nosotros.
ResponderEliminarEditorial de "Clarín"
ResponderEliminar"...Por eso en los hogares y aulas escolares, pero también en el espacio público, el faro que representa el legado de María Elena Walsh debe ser cuidado y preservado, ya que enseña a orientar los esfuerzos en la dirección opuesta a los empobrecimientos materiales, políticos, educativos, culturales."
María Elena Walsh dejó una obra que llega a diferentes generaciones y más allá de nuestras fronteras. La poética capaz de ampliar mundos y unir a las personas es imprescindible.
Puede que sea uno de los amigos que te ha hecho recordar.
ResponderEliminar¡Qué viva siempre con nosotros Mª Elena!
Y que cada día traspase más fronteras. Hoy en día, más que nunca hace falta su ternura.