miércoles, 17 de noviembre de 2010

Utopía subersiva


Hay discos que pasan por nuestras vidas como atraviesa el rayo x los cuerpos opacos provocando una mutación celular que convierte al hombre en otro a partir de entonces. No se puede concebir ese alguien sin ese conocimiento, esa vida repentinamente alterada para siempre. A Serrat, con el que crecí en todos los sentidos, lo instalé en el pedestal de los Dioses desde hace mucho tiempo, mientras otros lo intentan, subían peldaños y siendo buenos se quedaron en deidades livianas. Como buen creyente igualmente contemporáneo, que conserva la fe ciega en su Dios y no va a misa, no practica ciertos sacramentos, pero recurre periódicamente a sus bálsamos, a su genio que despierta sensibilidades por acción directa de su palabra cantada, la más bella de las palabras.

Hay veces que me pregunto porqué se canta, porque la gente canta, llegué a encontrar una respuesta en una enciclopedia franquista, que venía a decir algo parecido a lo de su mal espanta. Fuera de desvaríos, puede que responda a una necesidad profunda, a una satisfacción expresiva, nos hace más presente el entorno que nos rodea, todo es vibrante todo esta vivo y cantando se entra en sintonía con el ambiente cercano (eso dicen).

Yo no sé cantar, mi padre, cantaba flamenco muy bien, en aquella época que se hacía en los bares, no llegué yo a desarrollar esta afición, entonces no estábamos para aquello. Lo cierto era que en vez de cantar uno mismo, nos cantaban otros, esa sensibilidad, ese conocimiento del mundo esa poética, esa lírica nos la transmitían otros a los que a fuerza de oírlos y oírlos los creíamos tan nuestros y cercanos que no nos dábamos cuenta de su grandeza y pretendíamos descubrirlos por nosotros mismos a otros dioses, otros ídolos, intuyendo que por ser descubridores serían más valiosos. Entre tantos y tantos se pasaba por el rock como respuesta a inquietudes buscando en sonidos rocosos la afinidad con la rebeldía y así era, ruptura, lucha, protesta, estilo de vida.

Algo más tarde oí decir a Trecet, que el león del Rock se había convertido en gatito, ¡sorpresa! puede que la diversión, la postura, el aburguesamiento, la vana estética se había adueñado de el sentido real de una música hecha para dar guerra. No se si será para tanto, pero es cierto que el rock se ha acartonado y ha perdido parte de su fiereza que ya a casi nadie asusta. Seguramente no sea la música sino yo el que vea la realidad cambiada pues hoy más que nunca, o al menos igual que siempre, hay motivos para la rabia. Woody Guthrie escribió en su guitarra: “this machine kills fascists”, pocos recogieron su testigo.

La vida sin música sería el infierno de aterrador silencio, habría que reinventarla, para que llenara nuestras vivencias de un condimento de pasión, de fuerza, de belleza.

Esta canción de un disco de Serrat lo tiene todo, poesía, crítica, ironía, ganas de vivir, de luchar, de advertencia…

En fin, todo para esto...

Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles que se criaron
en sus rodillas
y que al no poder seguir su paso, la traicionaron;
y hoy, funcionarios
del negociado de sueños dentro de un orden
son partidarios
de capar al cochino para que engorde.

¡Ay! Utopía,
cabalgadura
que nos vuelve gigantes en miniatura.
¡Ay! ¡Ay, Utopía,
dulce como el pan nuestro
de cada día!

Quieren prender a la aurora
porque llena la cabeza de pajaritos;
embaucadora
que encandila a los ilusos y a los benditos;
por hechicera
que hace que el ciego vea y el mudo hable;
por subversiva
de lo que está mandado, mande quien mande.

¡Ay! Utopía,
incorregible
que no tiene bastante con lo posible.
¡Ay! ¡Ay, Utopía
que levanta huracanes
de rebeldía!

Quieren ponerle cadenas
Pero, ¿quién es quien le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía
la vida sería un ensayo para la muerte.

¡Ay! Utopía,
cómo te quiero
porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¡Ay, Utopía,
que alumbras los candiles
del nuevo día!

El vídeo en youtube (que como siempre digo ¡me sorprende! y ¡me asusta!)

Rafa, de uno de los dos.

4 comentarios:

  1. La música es el condimento de la vida, exactamente eso.
    También siento que el rock de ahora no es como el de antes, que buscaba en sonidos rocosos muchas afinidades con la existencia.
    Pero no perdamos también de vista "el aquí y el ahora"

    Serrat es un maestro, un poeta, un bendecido para expresar mucho de aquello que viene de nuestro ser.

    Imagino que tu padre cantaría hermoso el flamenco, que orgullo debes sentir.

    abrazotess

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  2. Gran entrada Rafa.

    Hoy comentaba que era imposible la existencia sin amor, también diría lo mismo para la música pero claro esta, la música no tiene sentido sin amor por lo que haces y por ella, eso diferencia unas músicas de otras, el sentimiento...

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  3. Aún suscribiendo todo lo que dices (muy explicativo) por cierto.
    Creo no lo afirmo…que las situaciones van cambiando ¿para bien o para mal? Tú viviste una época de eclosión (en la cual me incluyo) hacia lo nuevo o lo desconocido en este país dictatorial..donde era como el que va al bosque por primera vez, todo era fresco, natural, nuevo, en definitiva descubrimientos ya descubiertos en otros “estados”, donde las letras eran el desahogo del que estalla porque ya no puede más….sino que era el flamenco de taberna como el que tú padre tan bien cantaba, pues eso liberar la rabia.
    Saludos

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  4. Saludos y gracias para todos.
    Estaremos atentos a vuestros pensamientos.
    Rafa

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Dilo

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