Daría risa, si no fuera por que da miedo.
Esta frase que se refería a unas imágenes de una parada militar del régimen que sufre Corea del Norte era lo suficientemente ilustrativa para comprender ese horror. Además hay que calificarlo, quiero decir, este tipo de cosas vistas aquí, en occidente, con las valoraciones de nuestros supuestos avances de libertades, nos lleva a ponerle nombre, horror, sufrimiento, miedo, dictadura...
Ahora vamos a describirlo:
En una plaza de dimensiones excepcionales, puede que construida para tal fin, se presenta un ejército de miles de miembros, con una marcialidad extrema; batallones agrupados en formación de absoluta rectitud sostenían algún cartón o algo de color sobre sus cabezas, de manera que formaban un mosaico de el que algunos lo daban la vuelta para componer unas palabras que alababan a el líder, o gesta heroica. Ese cambio rápido se realizaba de una manera extraordinaria poco menos, se podría decir, que eléctrico, como si fuesen todos movidos por una interruptor que aplicaba corriente a unas bombillas y que todas se encendiesen o apagasen a la vez, o dicho de otra manera, quizás les iba la vida en ese movimiento, o fuesen condenados a algún temible arresto si lo hicieran descompasados. Delante de estas formaciones desfilaban compañías armadas de fusiles de asalto con un paso parecido entre la legión española, por su rapidez y de majorettes de desfile festivo americano bailando el Can Can, levantando la pierna hasta los noventa grados en los dos pasos. La composición de estos soldados debía de regirse por una selección exclusiva de parecido en gesto, altura, anchura, uniformidad, que rallaba la clonación. Los movimientos eran todos de una precisión extrema, que en plano corto, se apreciaba a la tropa efectuar un rebote corporal propio del avanzar al ir marcando los pasos poco menos que ridículo. De vez en cuando se veía algún imagen de un público que aplaudía al tal jefe de gobierno de manera que levantaban las dos manos como si fuesen a ejercer el saludo fascista con una ellas y el puño con la otra y en vez de eso chocaban las palmas entre extasiados y embobados.
Dicho esto hay que imaginarse el horror desde dentro. Pensemos en algún miembro, digamos que normal, (si acaso hay alguno y, si así no fuese dejaría de creer en el hombre) no los abducidos creyentes de la causa, ni esa clase militar de suboficial para arriba que goza de los beneplácitos del régimen, sino alguien normal, aquel que se ha visto poco menos que obligado a representar ese ejercicio del horror en el desfile y en su vida cotidiana, alguien completamente alienado, que ha perdido su voluntad humana, que no es otra que la libertad, la de hacer y elegir. ¿No nos produce todo esto un vértigo de miedo en el estómago?
Resulta que se conoce y se ha visto ya lo suficiente como para saber de que hablamos, me viene a la mente las aniquilaciones Estalinistas, el genocidio Nazi, las huidas de poblaciones escapando de los países generadores de miedos. ¿Escapará alguien de Corea? ¿Cómo lo hará? ¿Será perseguido él o su familia por eso?
La foto del Líder aparece por todos los lados, incluso obligatorio tenerla en casa, hay que hacerle reverencia, todos los niños, todos los días, cuando llegan al colegio. Un pais triste, sin nada, vidas oprimidas y dirigidas desde en nacimiento hasta la muerte…
Una risa temblorosa que nos delataría acojonados si tuviéramos que vivir así, sería la risa que nos daría junto al miedo.
Rafa, de uno de los dos.
Posdata:
A nosotros que desde aquí al menos podemos decir aquello de que tenemos: “libertad para mirar a los escaparates, libertad para eludir al fastidioso mendigo, esa libertad que solo vende parcelas del cielo, a plazos sin recargos” (Cucharada, en 1978)
Aquí la canción y la recomiendo:
Ni risa ni miedo, estas exhibiciones son de cara a la galería para que el mundo vea, que haber quien se atreve, así que esta gente no han inventado nada nuevo.
ResponderEliminarEl otro día escuche en la radio a un español que era una especie de relaciones publicas Nor- coreana, y el tío decía que ellos son muy felices dentro del régimen, que lo único que desean es vivir y que les dejen vivir, y como lo contaba era bastante creíble, digamos que era la otra versión. Si que hay exiliado unos 200.000, y que según ellos allí suele morir la gente de hambre mas o menos uno por familia, eso si al año.
En resumen nada nuevo, (libertad para mirar los escaparates) que gran frase, y cuanto encierra
Saludos amiguete
Pues precisamente eso es lo triste que se llegue a estados de alienación de manera que ya ni son capaces de exigir algo de si mismos.
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