
Y volvimos y volvimos, volvimos los de siempre al mismo lugar, rodeado de otros por el cambio de ubicación que se nos presenta con novedosa ilusión, los de antes allí estarán donde nos alcanza la vista, eso sí oírlos no los oiremos pues los cantos del Frente que antes quedaban a nuestos pies medio ocultos por la estructura que separa los anfiteatros de la grada baja y se perdían hacia delante, ahora nos llegan frontales y tumultuosamente nítidos. Esto nos anima la visión y el oído, para juntarnos todos a lo mismo, divertirnos. Ellos se encargan de animar al personal y nosotros de dejarnos convencer.
Para que el ambiente nos convenza debe de haber además las circunstancias deportivas deseadas y en el de hoy se han dado con creces. Terminada la anterior temporada con éxitos, finales y títulos nuestros héroes nos sorprenden, en el comienzo de esta, con un nuevo éxito con el que venir a compartir con su querida afición. Gloriosos todo parece salir a pedir de boca, goles tempraneros tranquilizantes, pocos sustos, seguridad defensiva, resolución ofensiva; los viejos fantasmas que se empecinaron en permanecer en este castillo a punto de derruirse, parece que han empezado el año en otras mansiones y nos han dejado seguir a lo nuestro, que por otro lado es lo mismo de siempre, partido a partido consolidarnos en un juego que nos sume puntos en la competición que sea donde estemos. Pero es que este Atletico, tiene algo, de verdad, diría que es la sorpresa, que nos llega vibrando de emociones variadas. Hoy de um plumazo, nos ponemos insospechadamente líderes, de no se sabe el qué, pues la primera jornada, eso no indica nada; es la sorpresa de la alegría, de la nuestra con la que nos regocijamos, de los goles que hemos disfrutado, de la sonrisa feliz de la grada, de reforzarnos y que los refuerzos sean efectivos, de quitar el lastre que tanto nos aturulla, la sorpresa de mantener nuestros cracks igual de ilusionados y cumplidores, la sorpresa de volver a ver refulgir la inundación de miles de rayas rojiblancas en las gradas casi repletas en esa sorpendente comunión de jugadores público. En fín, “por esto soy del atleti”, que rezan las camisetas que se ven por allí, y allí hay que estar para saberlo.
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