Ha
muerto Carrillo
A
poco que se piense en su figura uno cae en los que le odiaban desde cómodas
posiciones o a resultas de convencidos y seguros conocimientos para
considerarle merecedor de sus odios y, tal vez, le toque a ellos cantar aquello
de: “mil años tardó en morirse, pero por fín la palmó, seguro que está… (Habría
que variarlo) en el infierno, a la izquierda del maligno”(¡) y seguiría con:
“en leguas a la redonda el champán se terminó…” allá cada uno con sus rencores.
Una
imagen suya habla por sí misma. La de quien permanece sentado dando la cara a
la vileza desde la dignidad y el sentido del deber, aquel que no teme a los
amenazantes porque conoce su bajeza y a ella se enfrenta altivo, y sereno. El
miedo es libre y casi caprichoso, en ese momento a él no le afectó, sabía de
los designios de la España bananera y conocía sus maneras. El valor y la
serenidad es su propuesta, es su lucha. No se oculta de los valentones armados,
da la cara abiertamente. Sabe lo que es el horror del pasado y lo que pudiera
ser de nuevo, pero él está donde le han elegido para que esté, y a quienes lo
han hecho, les debe su compostura, porque es el orgullo de los tantos que ya
sufrieron algo parecido. Carrillo estaba allí porque gente como yo le habíamos votado
y nunca un voto fue tan útil, el representaba nuestra dignidad, y que no solo
se accede a ella con palabras, aprendimos que también por gestos. Hacía años
que por él habíamos asistido convocados a una manifestación ilegal que pedía su
liberación tras haber sido detenido a su llegada a España desde el exilio, en
la que en aquel maldito rincón de la calle San Bernardo, acorralado por los
antidisturbios de turno, a los que tanto trabajo les dábamos, sentí el dolor de
los golpes aporreados con saña. Y allí fuimos, aún semiinconscientes de la
realidad política y sus consecuencias, pero nuestro compromiso nos lo exigía.
Una
visión de la izquierda de justicia social de carácter sereno, pausado e
inteligente, reconciliador y luchador ha visto desaparecer a gran parte de lo
que provocó tanto dolor en tanta gente, llámese fascismo y sus
correligionarios, y lo ha hecho participando en la construcción de nuevos
mundos con más democracia y libertad, mundos estos que hoy parece que se
debilitan ante los ataques de nuevas formas de reacción a los avances sociales,
laborales, en derechos ciudadanos que tanto costó conseguir.
Por
eso hoy su figura, que no su recuerdo, desaparecida de entre los vivos nos deja
un vacío de compromiso, de crítica y lucha imposible de sustituir sino salieran
de entre los veintegenarios de hoy, cien, dispuestos a tomar su bandera, la de
la hoz y el martillo.
Rafael Cuevas
Aunque parezca mentira no tengo una opinión muy pasional de Carrillo. Le “conozco” sobre todo a partir de lo que ha hecho después de la muerte del dictador, y la verdad, que ni fu ni fa.
ResponderEliminarSi a mi me hubieran hostiado, como a ti igual ahora me dolerían los golpes.
Tiene guevos que después de la huida de la lideresa, se muera, la lideresa nunca estará mas cabreada que ahora, pues le ha restado protagonismo.
D.E.P. Santiago, a la otra no, que conste
Mis felicitaciones por tu excelente y emotivo escrito. Carrillo fue un ejemplo de muchas cosas buenas y grandes. Tuvo una vida larga, compleja e intensa y llego lúcido y sereno hasta la hora de su muerte. Durmiendo la siesta, como si nada. Increíble. Fantástico personaje.
ResponderEliminarEn cuanto a los golpes siempre se puede pensar que merecieron, o no, la pena. En su día esto se hacía sin pensarlo dos veces, se iba y punto, qué te voy a contar, que tú no sepas...
ResponderEliminarEn cuanto a la lider-esa, me hacía mucha gracia esa pancarta de protesta que decía:
Espe, recortate..., las venas.
Agradecido, espero poder decir lo mismo de los tuyos futuros. Krapp-ula
ResponderEliminarLarga vida a su recuerdo
ResponderEliminarAdemás, se ha muerto uno de los únicos tres diputados que no se echaron al suelo cuando Tejero entró a tiros en el Congreso. Ya no quedan políticos así, con esa determinación por la convivencia democrática. Y así nos va. Salud!
ResponderEliminarComo el otro día olvidé dejarle besos a la memoria de Carrillo y ayer, olvidé dejarte besos a ti, al contestarte en mi blog ( perdóname JUAN ANTONIO) he vuelto para dejároslos a los dos, yo creo que nunca es tarde para casi nada:-)
ResponderEliminarMuaaaaaaakss feliz tarde de lunes y resto de la semana...