domingo, 20 de marzo de 2011

Mi perro no sabe lo que es un hueso


En los años de la pos dictadura militar, España era un hervidero de nuevas sensaciones, de nuevos horizontes, de nuevos descubrimientos.
Y como no podía ser de otra manera este que os escribe no era ajeno a esta nueva España, a este nuevo olor; fresco y lleno de libertad…(uno, se abre en el ámbito del barrio, una especie de hueco,) conociendo a gente de tú edad, gente con la que poder compartir experiencias, juegos y confidencias.
Las bandas callejeras surgían como setas, la “filiación” a alguna de ellas era fácil, solo tenias que seguir al líder, las había de todas las tendencias ( eso si no tenias que demostrar ni hacer ninguna heroicidad ) simplemente ver, oír y participar.

Muchas había en el barrio de distintos pelajes… y en mas de una estuve tonteando, la suerte quiso que cayera, en la que a la larga definiría mis tendencias políticas y de ocio, donde el líder era cambiante, una especie de anarkia donde de alguna manera todos éramos complementarios y a la vez un bunker que se empapaba de vivencias ajenas cogiendo lo salvable de otras tendencias….(no había Internet) La red consistía en intercambios de comic, música e ideas.
Otras, como la nuestra, en aquella explosión juvenil, también coqueteamos con las experiencias que nos podían aportar las drogas, pero la nuestra era más racional, mas de los pies en la tierra, y aunque la información era escasa o nula, sabíamos que ciertos huesos no se podían roer. Que nuestra especie de isla estaba azotada por tsunamis intentando romper los diques de la racionalidad, que los cantos de sirenas eran muy atractivos, pero había huesos que no se podían roer.

Hoy he visto después de muchos años a uno de esos perros que tuvo la mala fortuna de sucumbir a ese “maravilloso” hueso que después de una dura y larga digestión parece ser que ya se dio cuenta de que había huesos que mejor ni olerlos. El lo puede contar.
Juan Antonio


Perros callejeros Alter ego

1 comentario:

  1. Rafa, de uno de los dos21 de marzo de 2011, 17:33

    Muy buena historia jamás contada pero de todos conocida, y como esta, tantas y tantas. Bonito planteamiento del que imagino protagonistas.
    Al que a buen árbol se arrima...
    Saludosrancheleros.
    Rafa

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Dilo

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