sábado, 6 de julio de 2013

Historia de un fracaso

Éramos ilusos pues queríamos participar/ y en los juegos municipales nos fuimos a apuntar/ no teníamos vergüenza y allí me llegue un día a sus oficinas/ con documentos entre falsos y verdaderos/ pega no pusieron/ y en la liga estábamos a comernos el mundo/ el mundo del baloncesto/ Pajarones era el nombre del equipo/en homenaje al barrio donde nacimos/ el paro no nos era desconocido/ y muchas tardes/ el tiempo perdíamos/ jugando en canastas/ donadas por cajas bancarias/
Comienza la liga/ horarios domingueros/ que no podíamos cumplir por falta de sueño/ arrastrando los cuerpos/ jugábamos a duras penas, en la liga de baloncesto/ éramos los justos/ y nunca paria la abuela/ paliza y mas palizas/ era nuestro sino/ un chollo para el rival/ partidos ganados sin esfuerzos y sin despeinar/ los Pajarones solo tenían grande el nombre/ que tampoco esta mal/
Cumplimos como jabatos/ a pesar del desacato/ un partido ganamos/ pues el contrario nos lo regalo/ por ausencia / y justo el juez nos lo dio por ganado/ y así nuestro sueño frustro/ pues no nos gustaba la mediocridad.


3 comentarios:

  1. como bien dice el langui.
    la situación no podía ser más adversa

    ResponderEliminar
  2. ni dominguera :D

    Revuelo de Pajarones y a por la revancha!

    Ganar sin despeinarse también es una mediocridad...

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. No dejes que una miserable victoria te robe una vida consagrada a la derrota.

    ResponderEliminar

Dilo

Printfriendly