Bueno…, da igual, estaba buscando un título apropiado como
el que recordaba de una canción refiriéndose a lo que es la vida pero no
acierto a recordarlo, así que eso, da igual. Y da igual porque el caso es
contarlo…
Una situación sencilla. Nos encontrábamos en el trabajo
cuando tras un sorpresivo aviso de nuestro jefe apareció el “mandao” que
tampoco sabía muy bien lo que había ido a buscar. Nosotros sabíamos que
deberíamos prestarle un material un tanto impreciso y que esperábamos la
confirmación por quienes hasta aquí viniese a recogerlo. Este tío nos indicó
que como el camión que lo trasportaría estaba ya de camino, con seguridad éste
traería la lista de lo necesario y, nos pusimos a esperar su llegada, es aquí cuando
nos lo contó.
Hay que joderse que últimamente con todos quienes hablo
sufren las penurias de la situación socio-económica-laboral, o será que si
acaso alguien no lo sufriera y le fuera, ya no digo bien, sino medianamente
bien, se reserva su opinión como quien no desvelando su suerte pudiera
aferrarse más a ella. Pues, bien, este buen hombre nos relató en el rato en el
que esperábamos la llegada del camión de cómo le iba a él la vida.
Todo empezó cuando como el mismo se definió que era un
mandado, alguien a quien el mundo de la farándula, en este caso la televisión
en la que trabajaba le tenía como al pringado que todo lo hace, a todo le
llaman, en todo le pringan por un miserable contrato de horas, por aquí y por
allá, que él acepta con resignación. Vive con su madre que lleva en el paro
ocho años, también ya resignada a no encontrar trabajo recibiendo la poca ayuda
que le llega, luego sus ingresos poco o mucho, son el pilar de su economía. Nos
relataba que cuando van a comer en los las eternas horas de grabaciones les dan
de comer aparte, sin mezclarse con los verdaderos protagonistas de las
productoras, a veces ensaladas cutres, a veces bocadillos en los que extienden
las lonchas finústicas por un pan lacio y tampoco demasiado grande, mientras
los titulares se zampan entrecotes que ellos miran hambrientos y deseosos. En un
mundo en el que todo es un constante comprarse, venderse, pelotear o solicitar
favores para una nueva contratación, donde impera el enchufismo, al amiguismo
en el que muchas mujeres sin escrúpulos son capaces de hacer algún tipo de
favor del tipo imaginable para conseguir que se les tenga más en cuenta. Ambiente
laboral en el que si alguien tuviera dignidad y poder, lo único que vería son miserias humanas que
podría manejar a su antojo o mirar para
otro lado. Es un mundillo donde abundan los gays, y que él, quien se confiesa
heterosexual cien por cien, conoce muchos ascensos a las listas de contratación
previo paso por, nos lo dijo mediante una conocida gestualización consistente
en: manteniendo la boca abierta formando un circulo con los labios a la vez
que se incide intermitentemente con la
lengua en el lateral interior de la boca, de manera que se aprecie por el
carrillo exterior de la cara tales movimientos linguales.
Así va el tema.
RfCs