miércoles, 9 de marzo de 2011

El Juego del Hombre Invisible

He leído el libro de Dama, Reyes Aguilar, “El juego del hombre invisible”
Como más o menos habíamos pactado, lo compró “uno de los dos” (para algo tenía que valer) y después de leerlo uno, lo leyó el otro, que era yo en este caso. No es que tuviera grandes expectativas y no es por nada, he dejado grandes obras a medias. Sé que en estas, me pierdo mucho, pero qué le vamos a hacer… si no me gusta, no me empeño, excepto excepciones; lo digo porque conozco gente que lee y lee incesante, le guste o no, lee y lee… ¡yo no soy de esos!  Pero en este libro había un interés especial, muy especial. Pocas son las ocasiones en se pone en tus manos un libro escrito por “una amiga”. Íntimos desconocidos nos conocimos sin conocernos acá por esta blogosfera ¡y son tantos! que el reparar, indagar, acomodarte y quedarte para después comprender, corresponder, mantenerte, y todas esas cosas que tal vez sólo lo entienda alguien que mantenga alguno, hacen que forme parte de alguna manera de la vida de uno. Si, es extraño, pero también curioso, agradecido y satisfactorio.

Cuando por fin lo tuve en mis manos tenía un nosequé ansioso de hincarle el diente, aún así pasaron dos días antes de empezarlo. Tengo que reconocer que con recelo. Notaba en las entradas de su blog un cierto descuido en cuanto a elaboración que creía podía trasladarse al texto literario de su composición. Así se lo comente a mi socio y amigo J:A., o es que ¿acaso me estaba curado en salud ante una posible decepción? ¡y sorpresa!
Empecé a leerlo con muuuuucho tiempo por delante, tanto que completé la mitad del tirón. Esa noche dormí con Dama, o con Reyes, o con Elvira, toda la noche anduvo la historia en mi cabeza rondando, buscando su sitio, sus correspondencias, sus analogías con mi propia vida y con la de tantos y tantos con esa especie de afinidad, de sencillez, de honestidad, de normalidad que hacía a la novela formar uno parte de ella, ser un personaje más, porque la historia estaba construida de eso, de vivencias que cualquiera puede tener, de impresiones, de cotidianeidad costumbrista al alcance de cualquiera. Y que por eso mismo cualquiera puede vivir, disfrutar o padecer. A partir de ese momento todos los escritores me parecieron unos eruditos pedantes engreídos de vidas inalcanzables y que me estaba encontrando con la realidad, o como bien decía Elvira, con la fantasía. Completé la otra mitad al día siguiente con gran deleite, deseoso y gozando de fantasear posibilidades de resolución, mientras iba viendo el estilo fluido y atento de las circunstancias que rodean la vida de la protagonista de la que la autora, (imaginaba), debía de conocer tanto, ¡tanto que uno se pregunta si acaso estuviera conformada con retazos de su propia vida!
El desarrollo de la historia se ve adornada con una serie de canciones que afectan a la trama, de artistas a los que admiro, que podrían componer su banda sonora que traslada las páginas del libro para instalarse en el sentir de cada cual, algo que embellece la historia al tratarse de quien se trata, Serrat, Sabina, Vega (mi adorada trinidad) Aute, Triana…¿dónde sino en este libro se citan canciones que todo el mundo conoce  y que probablemente hayamos hecho nuestras?
Una especie de Meryl Streep contándonos la heroicidad cotidiana de mujer, esposa, madre, trabajadora, la pasión, la resignación...Historias cotidianas, lugares comunes, el trato con una adolescente, un desayuno cualquiera, una receta, un bar en Sanlúcar que le dan a uno ganas de presentarte allí a comer unas “papas aliñás”
Un libro de mujer que descubre ciertos secretos femeninos. Deseoso transcurría con el avanzar de las páginas el compartirlo con M. sabiendo que a ella igualmente le agradaría.
Complete la lectura con una especie de congoja emocionada por la suerte de los protagonistas. supongo que pretendidamente conseguido por la autora y que desde aquí no puedo menos que felicitarle por su obra, que espero aumente, para deleite de sus desde hoy seguros seguidores.

Rafa, uno de los dos.

Una frase cualquiera extraida del libro:
      "...mi hija tiene la capacidad única de rentabilizar nuestras discusiones..."
Otra:
      "Sostiene la teoría de que en nuestra casa todo está lleno de cosas mías (...), si le gustase lo que a mi, tendría los mismos libros, si le gustase la fotografía, tendría la pared del pasillo llena de distintos momentos de nuestras vidas o si le gustase el reciclaje de muebles, tendría lo que yo no puedo tener (...)"

Un enlace: http://damadesevillanonombre.blogspot.com/

El del libro: http://www.lamaquinachina.com/libros/?librosId=55e9b3f8ae6965f89922388a639deed9

3 comentarios:

  1. Sabia que te lo ibas a leer de un tirón.
    Yo en cambio, como ya te comente me lo leí en los viajes de casa al trabajo y viceversa, pero el sentimiento que me dejaba cuando llegaba a mi destino y tenia que cerrar el libro, era una especie de suspense que me jodia por no seguir leyendo, pero por otro lado sabia que cuando volviera a cogerlo, tenia otra media hora de camino a mi destino, ¡maravillosa! Media hora abstraído de la rutina del viaje, rutina que por otro lado se hace interminable….si no tienes entre las manos un buen libro, como es el caso.

    Y en lo referente a la crónica que haces…¿Qué añadir? Que yo no la hubiera mejorado, la has contado tan clarita que Elvira no pondría “peros”.
    Buena entrada

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  2. Juan A. Agradezco tu comentario en el que veo una especie de complicidad con respecto al libro que me mola.
    Salud y alegría

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  3. Esto es lo mejor de ser escritora, la maravillosa catarsis de hacerlo para desconocidos y conectar con ellos.
    Gracias de todo corazón, estoy segura de que si nos conocemos, parecerá que me conoces de toda la vida.
    Eso de "Íntimos desconocidos" me ha llegado al alma, da para una entrada....

    Gracias de nuevo y si tenéis a bien, podíamos quedar en Sanlúcar, las papas aliñás corren por cuenta de Merryl...

    Un besazo.

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Dilo

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