sábado, 19 de abril de 2014

Ecos del concierto

-¿Qué pasó que no fuiste a ver a Goyo?
-­­Bueno…, de los tres conciertos que han dado este último mes, éste ha sido el único que no he podido ir…
-Y qué, ¿qué te parece su nuevo grupo? está bien ¿verdad? ¡Son buenos!
-Muy interesante…, muy interesante.
Le miraba como pocas veces lo había hecho, tan cerca, y pude observar el arreglo del su bigote que se unía a las patillas en un bloque espeso y compacto, súper perfilado. Al mirarlo de frente, el efecto de las gafas en sus ojos se me aparecían algo así como aumentados, acentuando una redondez  de mirada caída, cansada, pero era el deje de su misma compostura, la de alguien afectado por una peculiar, y nada normal,  manera de expresarse. Al hablar, algo parecido, una afección de chulería afín al mundillo de cultura de barrio por quien se sabe y se siente conocedor de algo a su gusto, a su medida y que lo hace, porqué él es así y así se muestra, sin complejos ni falsas modestias. Habla como sabe y quiere, tal vez porque aprecie una aceptación para con su mundo, no obstante, le estaba preguntando qué le parecía el grupo y su nuevo estilo musical de nuestro amigo común, Goyo. En estas, empezó su monólogo con apariencias de diálogo, más que nada porque se dirigía a mí, y de vez en cuando me permitía algún comentario, breve, eso sí.
-Muy interesante..,  muy interesante, son muy buenos músicos, ya le dije yo a Goyo, que podía ser un grupo con proyección, que podía dar mucho juego. Yo  les ví en la puerta de Toledo, en una pequeña sala. Sí en la misma puerta de Toledo. No había estado nunca en ella. Muy bien, porque, como le dije a Goyo, son un lujazo, con esa sección de viento, que no llevan ni los grandes. Cuando vi a John Mayal, está muy mayor, él, que hace un blues británico sin esa fuerza del americano, estaba muy parado, ¡Pero bueno! ¿qué pasa? me dije, ¡está la peña amuermada!. ¡Todos parados!, ¡mirando!, con sus pibas morreando. Había un grupo de chavales jóvenes, allí bailando y chillando, disfrutando del concierto. Un pringado va y les dice: “Qué pasa, tíos, dejarnos oír el concierto tranquilos…” Entonces… ¿no van a poder disfrutar? ¡Qué estamos en un concierto de rock and roll! Qué se creen…, que por que tengan toda la discografía de John Mayal tienen que estar calladitos, sin moverse. Si quieren morrear con sus pibas, que lo hagan y que nos dejen a los que hemos venido a un concierto de rock. Yo con mi birra, bailando con mi sombra y si hay una piba suelta la entro, disfrutando. ¡Esto es rock, tio! No se puede estar parado así, hay que dejar expresarse, que salga el Blues tío, si hay Blues, que salga el Blues. El grupo de Goyo, muy interesante. Buenos músicos, el de la armónica, ¡buenísimo! un lujazo, y la tía que canta, ¡total! El grupo de antes, muy buenos, pero muy parados, sabían mucho, el guitarra, el bajo, Tete, todos muy buenos, pero les faltaba alma. El blues tío si se toca, hay que hacerlo con el corazón, y eso se ve, se siente, se disfruta…


Yo tenía prisa, me esperaban fuera, veía que se le había desatado la verborrea alucinante de quien sabe lo que dice porque lo siente profundamente. Me despedía atropelladamente y salí con la sensación, agradable sensación que se siente cuando se conecta con alguien lejos de la vulgaridad.

Rafael Cuevas.

3 comentarios:

Dilo

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